Mi voluntad, insistencia y búsqueda, finalmente me llevaron a encontrar la solución. Pero en efecto, si mi malestar no era fruto de una única causa, tampoco lo sería la solución. No era una única cosa la que debía cambiar. Era un conjunto. Aspectos diversos de mi vida que debía poner en orden para que todo fluyera mejor, y así eliminar el “hambre emocional”. Tanto los aspectos que tenían una relación muy directa con mi salud (hábitos alimenticios, deporte, descanso, etc.) como otros que sin ser tan evidentes, jugaban un papel fundamental en mi vida (relaciones de pareja, actividad profesional, vida social, etc.) y de rebote, en mi bienestar.